1- PANORAMA DE LA ESCENA ESPAÑOLA A PRINCIPIOS DE SIGLO
1.1- Explica qué problemas añadidos tiene el género teatral para que las obras lleguen a la gente
TEATRO
LUCES DE BOHEMIA
3.1.3- Luces de bohemia
1- ACOTACIÓN QUE INTRODUCE EL VELATORIO DE MAX ESTRELLA
- Busca en ella las características lingüísticas explicadas en el enlace lenguaje de las acotaciones :
¿qué detalles descritos aquí son imposibles de ser representados en
una obra de teatro?¿Cómo es la iluminación de la escena?¿Cómo aparecen
descritos los personajes que le velan?
El
detalle que es imposible de representar para mí es el brillo del clavo.
Creo que la iluminación debe ser escasa ya que es un velatorio y debe
ser oscuro ya que el negro simboliza la muerte y el uso de velas hacen
que piense así. Los personajes que le velan aparecen descritos como
desgreñadas y macilentas.
Velorio
en un sotabanco. MADAMA COLLET y CLAUDINITA, desgreñadas y macilentas,
lloran al muerto, ya tendido en la angostura de la caja, amortajado con
una sábana, entre cuatro velas. Astillando una tabla, el brillo de un
clavo aguza su punta sobre la sien inerme. La caja, embetunada de luto
por fuera, y por dentro de tablas de pino sin labrar ni pintar, tiene
una sórdida esterilla que amarillea. Está posada sobre las baldosas, de
esquina a esquina, y las dos mujeres, que lloran en los ángulos, tienen
en las manos cruzadas el reflejo de las velas. DORIO DE GADEX, CLARINITO
y PÉREZ, arrimados a la pared, son tres fúnebres fantoches en hilera
2- ACOTACIÓN QUE DESCRIBE AL LIBRERO ZARATUSTRA
- ¿Dónde se ve la deformación del personaje?
La deformación del personaje se ve a partir de cuando dice "Zaratustra, abichado y giboso..." hasta "guarda la tienda"
- ¿Qué recursos literarios (metáforas, comparaciones, hipérboles,
personificaciones, etc) emplea para describirle? Puedes ver esta escena
en el minuto de la película 23 de la película LUCES DE BOHEMIA PELÍCULA
Primero aparece metáfora (cueva), que la utiliza para
describir su librería. Una personificación, cuando dice que "hacen tertulia el gato, el loro, el can y el librero", porque los
animales no hablan. Dos
metáforas: "la cara de tocino rancio" que quiere decir que es feo y "bufanda de
verde serpiente", ya que el color de esa prenda debe de ser del verde de
una serpiente y dos hipérboles que son: "abichado y
giboso", porque es una exageración del mal estado de su físico,

La cueva de ZARATUSTRA en el Pretil de los Consejos. Rimeros de libros hacen escombro y cubren las paredes. Empapelan los cuatro vidrios de una puerta cuatro cromos espeluznantes de un novelón por entregas. En la cueva hacen tertulia el gato, el loro, el can y el librero. ZARATUSTRA, abichado y giboso -la cara de tocino rancio y la bufanda de verde serpiente-, promueve, con su caracterización de fantoche, una aguda y dolorosa disonancia muy emotiva y muy moderna. Encogido en el roto pelote de una silla enana, con los pies entrapados y cepones en la tarima
del brasero, guarda la tienda. Un ratón saca el hocico intrigante por un agujero.
3- Temas:
A través de las siguientes escenas, aparecen los temas principales de la
obra: injusticias sociales, represión policial, crítica a la burguesía,
fin de la auténtica bohemia literaria, etc. Léelas y responde a las
siguientes preguntas:
TEMA 1: EL FINAL DE LA AUTÉNTICA BOHEMIA
ESCENA 1
Max Estrella representa la figura del último bohemio auténtico (de ahí el título de Luces de bohemia). En esta escena habla con un grupo de poetas modernistas encabezados por Dorio de Gadex y se queja de su situación:
- ¿A qué achaca su olvido por parte de la Real Academia de la Lengua?
Lo achaca a que la RAE odia su rebeldía y odia su talento
- ¿Qué consecuencias le trae ser un bohemio? Recuerda que arriba buscaste el significado de bohemio
Las consecuencias que le trae ser un bohemio es vivir prácticamente en la miseria, y como ejemplo pone que ayuna.
DORIO DE GADEX: Maestro, preséntese usted a un sillón de la Academia.
MAX: No
lo digas en burla, idiota. ¡Me sobran méritos! Pero esa prensa
miserable me boicotea. Odian mi rebeldía y odian mi talento. Para
medrar hay que ser agradador de todos los Segismundos. ¡El Buey Apis me
despide como a un criado! ¡La Academia me ignora! ¡Y soy el primer
poeta de España! ¡El primero! ¡El primero! ¡Y ayuno! ¡Y no me humillo
pidiendo limosna! ¡Y no me parte un rayo! ¡Yo soy el verdadero inmortal
y no esos cabrones del cotarro académico! ¡Muera Maura!
LOS MODERNISTAS: ¡Muera! ¡Muera! ¡Muera!
CLARINITO: Maestro, nosotros los jóvenes impondremos la candidatura de usted para un sillón de la Academia.
DORIO DE GADEX: Precisamente ahora está vacante el sillón de Don Benito el Garbancero.
MAX: Nombrarán al Sargento Basallo.
ESCENA 2
Max
es detenido por escándalo público y consigue salir del calabozo gracias
a que intercede un amigo suyo de la juventud que ahora es ministro.
Fíjate en cómo le ha ido la vida de uno y otro. Los dos eran aficionados
a la literatura pero luego llevaron sus vidas por distintos caminos.
Puedes ver esta escena en el minuto 59 de la película: LUCES DE BOHEMIA PELÍCULA:
- ¿A quién le ha ido mejor?
Le ha ido mejor a Paco, aunque los dos empezaron igual, Paco dejó de ser bohemio y se metió en política.
- El ministro dice que su época de bohemia fue la mejor de su vida, ¿crees que dice la verdad o lo dice con la boca pequeña?
Pues la verdad es que no se, al principio cuando está hablando con Max parece que dice lo que Max es un afortunado al ser un bohemio para consolarle y y que no le odie al irle mejor la vida a él en vez de a Max, pero al final, cuando está hablando con Dieguito ma parece que lo dice de verdad ya que aunque tengas todo el dinero del mundo, las cosas como la familia y los amigos no se compran con dinero
- ¿Qué opina Max Estrella de la profesión de escritor?
Max opina que no se puede vivir de escribir, él lo hace porque disfruta haciéndolo, no por el dinero. Donde veo que se demuestra que tiene pasión por lo que hace es cuando dice que le tiene que dictar letra a letra a su mujer para que se lo escriba porque comete muchas faltas de ortografía
- ¿De dónde saca el ministro el dinero para pagar el sueldo a Max?
El ministro saca el dinero del dinero de los impuestos que pagan los ciudadanos.
- ¿Qué denuncia Valle Inclán con ello?
Vallinclán denuncia
la corrupción política y en amiguismo político de esa época (aunque aún
lo sigue habiendo), porque Max recibe dinero del que pagan los
contribuyentes al gobierno.
Su Excelencia
abre la puerta de su despacho y asoma en mangas de camisa, la bragueta
desabrochada, el chaleco suelto, y los quevedos pendientes de un
cordón, como dos ojos absurdos bailándole sobre la panza.
EL MINISTRO: ¿Qué escándalo es éste, Dieguito?
DIEGUITO: Señor Ministro, no he podido evitarlo.
MAX: ¡Un
amigo de los tiempos heroicos! ¡No me reconoces, Paco! ¡Tanto me ha
cambiado la vida! ¡No me reconoces! ¡Soy Máximo Estrella!
EL MINISTRO: ¡ Claro! ¡Claro! ¡Claro! ¿Pero estás ciego?
MAX: Como Homero y como Belisario.
EL MINISTRO: Una ceguera accidental, supongo...
MAX: Definitiva e irrevocable. Es el regalo de Venus.
EL MINISTRO: Válgate Dios. ¿Y cómo no te has acordado de venir a verme antes de ahora? Apenas leo tu firma en los periódicos.
MAX:
¡Vivo olvidado! Tú has sido un vidente dejando las letras por hacernos
felices gobernando. Paco, las letras no dan para comer. ¡Las letras son
colorín, pingajo y hambre!
EL MINISTRO:
Las letras, ciertamente, no tienen la consideración que debieran, pero
son ya un valor que se cotiza. Amigo Max, yo voy a continuar
trabajando. A este pollo le dejas una nota de lo que deseas... Llegas
ya un poco tarde.
MAX:
Llego en mi hora. No vengo a pedir nada. Vengo a exigir una satisfacción
y un castigo. Soy ciego, me llaman poeta, vivo de hacer versos y vivo
miserable. Estás pensando que soy un borracho. ¡Afortunadamente! Si no
fuese un borracho ya me hubiera pegado un tiro. ¡Paco, tus sicarios no
tienen derecho a escupirme y abofetearme, y vengo a pedir un castigo
para esa turba de miserables, y un desagravio a la Diosa Minerva!
EL MINISTRO: Amigo Max, yo no estoy enterado de nada. ¿Qué ha pasado, Dieguito?
DIEGUITO: Como hay un poco de tumulto callejero, y no se consienten grupos, y estaba algo excitado el maestro...
MAX: He sido injustamente detenido, inquisitorialmente torturado. En las muñecas tengo las señales.
EL MINISTRO: ¿Qué parte han dado los guardias, Dieguito?
DIEGUITO: En puridad, lo que acabo de resumir al Señor Ministro.
MAX:
¡Pues es mentira! He sido detenido por la arbitrariedad de un
legionario, a quien pregunté, ingenuo, si sabía los cuatro dialectos
griegos.
EL MINISTRO: Real y verdaderamente la pregunta es arbitraria. ¡Suponerle a un guardia tan altas Humanidades!
MAX: Era un teniente.
EL MINISTRO:
Como si fuese un Capitán General. ¡No estás sin ninguna culpa! ¡Eres
siempre el mismo calvatrueno! ¡Para ti no pasan los años! ¡Ay, cómo
envidio tu eterno buen humor!
MAX: ¡Para mí, siempre es de noche! Hace un año que estoy ciego. Dicto y mi mujer escribe, pero no es posible.
EL MINISTRO: ¿Tu mujer es francesa?
MAX: Una
santa del Cielo, que escribe el español con una ortografía del
Infierno. Tengo que dictarle letra por letra. Las ideas se me
desvanecen. ¡Un tormento! Si hubiera pan en mi casa, maldito si me
apenaba la ceguera. El ciego se entera mejor de las cosas del mundo, los
ojos son unos ilusionados embusteros. ¡Adiós, Paco! Conste que no he
venido a pedirte ningún favor. Max Estrella no es el pobrete molesto.
EL MINISTRO:
Espera, no te vayas, Máximo. Ya que has venido, hablemos. Tú resucitas
toda una época de mi vida, acaso la mejor. ¡Oué lejana! Estudiábamos
juntos. Vivíais en la calle del Recuerdo. Tenías una hermana. De tu
hermana anduve yo enamorado. ¡Por ella hice versos!
MAX:
¡Calle del Recuerdo,
Ventana de Helena,
La niña morena
Que asomada vi!
¡Calle del Recuerdo
Rondalla de tuna,
Y escala de luna
Que en ella prendí!
EL MINISTRO: ¡Qué memoria la tuya! ¡Me dejas maravillado! ¿Qué fue de tu hermana?
MAX: Entró en un convento.
EL MINISTRO: ¿Y tu hermano Alex?
MAX: ¡Murió!
EL MINISTRO: ¿Y los otros? ¡Érais muchos!
MAX: ¡Creo que todos han muerto!
EL MINISTRO: ¡No has cambiado!... Max, yo no quiero herir tu delicadeza, pero en tanto dure aquí, puedo darte un sueldo.
MAX: ¡Gracias!
EL MINISTRO: ¿Aceptas?
MAX: ¡Qué remedio!
EL MINISTRO: Tome usted nota, Dieguito. ¿Dónde vives, Max?
MAX:
Dispóngase usted a escribir largo, joven maestro: -Bastardillos,
veintitrés, duplicado, Escalera interior, Guardilla B-. Nota. Si en
este laberinto hiciese falta un hilo para guiarse, no se le pida a la
portera, porque muerde.
EL MINISTRO: ¡Cómo te envidio el humor!
MAX: El mundo es mío, todo me sonríe, soy un hombre sin penas.
EL MINISTRO: ¡Te envidio!
MAX: ¡Paco, no seas majadero!
EL MINISTRO: Max, todos los meses te llevarán el haber a tu casa. ¡Ahora, adiós! ¡Dame un abrazo!
MAX: Toma un dedo, y no te enternezcas.
EL MINISTRO: ¡Adiós, Genio y Desorden!
MAX:
Conste que he venido a pedir un desagravio para mi dignidad, y un
castigo para unos canallas. Conste que no alcanzo ninguna de las dos
cosas, y que me das dinero, y que lo acepto porque soy un canalla. No
me estaba permitido irme del mundo sin haber tocado alguna vez el fondo
de los Reptiles. ¡Me he ganado los brazos de Su Excelencia!
MÁXIMO
ESTRELLA, con los brazos abiertos en cruz, la cabeza erguida, los ojos
parados, trágicos en su ciega quietud, avanza como un fantasma. Su
Excelencia, tripudo, repintado, mantecoso, responde con un arranque de
cómico viejo, en el buen melodrama francés. Se abrazan los dos. Su
Excelencia, al separarse, tiene una lágrima detenida en los párpados.
Estrecha la mano del bohemio, y deja en ella algunos billetes.
EL MINISTRO: ¡Adiós! ¡Adiós! Créeme que no olvidaré este momento.
MAX: ¡Adiós, Paco! ¡Gracias en nombre de dos pobres mujeres!
Su Excelencia
toca un timbre. EL UJIER acude soñoliento. MÁXIMO ESTRELLA, tanteando
con el palo, va derecho hacia el fondo de la estancia, donde hay un
balcón.
EL MINISTRO: Fernández, acompañe usted a ese caballero, y déjele en un coche.
MAX: Seguramente que me espera en la puerta mi perro.
EL UJIER: Quien le espera a usted es un sujeto de edad, en la antesala.
MAX: Don Latino de Hispalis: Mi perro.
EL UJIER toma
de la manga al bohemio. Con aire torpón le saca del despacho, y guipa
al soslayo el gesto de Su Excelencia. Aquel gesto manido de actor de
carácter en la gran escena del reconocimiento.
EL MINISTRO:
¡Querido Dieguito, ahí tiene usted un hombre a quien le ha faltado el
resorte de la voluntad! Lo tuvo todo, figura, palabra, gracejo. Su
charla cambiaba de colores como las llamas de un ponche.
DIEGUITO: ¡Qué imagen soberbia!
EL MINISTRO: ¡Sin duda, era el que más valía entre los de mi tiempo!
DIEGUITO: Pues véalo usted ahora en medio del arroyo, oliendo a aguardiente, y saludando en francés a las proxenetas.
EL MINISTRO:
¡Veinte años! ¡Una vida! ¡E, inopinadamente, reaparece ese espectro de
la bohemia! Yo me salvé del desastre renunciando al goce de hacer
versos. Dieguito, usted de esto no sabe nada, porque usted no ha nacido
poeta.
DIEGUITO: ¡Lagarto! ¡Lagarto!
EL MINISTRO:
¡Ay, Dieguito, usted no alcanzará nunca lo que son ilusión y bohemia!
Usted ha nacido institucionista, usted no es un renegado del mundo del
ensueño. ¡Yo, sí!
DIEGUITO: ¿Lo lamenta usted, Don Francisco?
EL MINISTRO: Creo que lo lamento.
DIEGUITO: ¿El Excelentísimo Señor Ministro de la Gobernación, se cambiaría por el poeta Mala-Estrella?
EL MINISTRO:
¡Ya se ha puesto la toga y los vuelillos el Señor Licenciado Don Diego
del Corral! Suspenda un momento el interrogatorio su señoría, y vaya
pensando cómo se justifican las pesetas que hemos de darle a Máximo
Estrella.
DIEGUITO: Las tomaremos de los fondos de Policía.
EL MINISTRO: ¡Eironeia!
Su
Excelencia se hunde en una poltrona, ante la chimenea que aventa sobre
la alfombra una claridad trémula. Enciende un cigarro con sortija, y
pide La Gaceta. Cabálgase los lentes, le pasa la vista, se hace un
gorro, y se duerme.
TEMA 2: CRÍTICA A LA BURGUESÍA Y A LOS POLÍTICOS
ESCENA 1
Max
Estrella ha sido detenido por escándalo público y en el calabozo
coincide con un preso que se ha negado a ir reclutado a la guerra
de Marruecos. En el minuto 48 tienes esta escena: LUCES DE BOHEMIA PELÍCULA:
- ¿Qué opinan el preso y Max Estrella de la burguesía española?
Opinan que la burguesía no sirve para nada, ya que lo que hace que un pais crezca son los obreros.
- ¿Qué solución propone el preso para acabar con las injusticias sociales?
Max
propone matar a todos los ricos y el preso le contradice porque piensa
que siempre va a aparecer otro, y que la única solución para
acabar con las injusticias sociales es acabar con la riqueza. Propone
la destrucción de Barcelona para que se reconstruya con otra idea de la
propiedad y del trabajo.
- ¿Está Max Estrella de acuerdo con él?
Max está de acuerdo con él.pero no quiere para ello sea necesario destruir
Barcelona porque no quiere que una ciudad que le trae tan buenos
reuerdo tenga que ser destruida para acabar con la burguesía
inutil.
- ¿Qué dice el preso que le va a a ocurrir por culpa de la ley de fugas (disparar a matar a los presos que huyen)?
El
preso le cuenta a Max que le van a
meter cuatro tiros debido a la ley de fugas, pero su verdader temor es que puedan torturarle y disfrutar mientras lo hacen.
- ¿Crees que semejante escena podía ser representada en aquella época? ¿Por qué?
No. Porque en esa época las
unicas personas que se podían permitir ir al teatro eran las burgueses y
no pagarían por ir a ver una obra en la que se les insulta y se les
dice que deberían morir. y lo lo permitirían.
El calabozo.
Sótano mal alumbrado por una candileja. En la sombra se mueve el bulto
de un hombre. Blusa, tapabocas y alpargatas. Pasea hablando solo.
Repentinamente se abre la puerta. MAX ESTRELLA, empujado y trompicando,
rueda al fondo del calabozo. Se cierra de golpe la puerta.
MAX: ¡Canallasl. ¡Asalariados! ¡Cobardes!
VOZ FUERA: ¡Aún vas a llevar mancuerna!
MAX: ¡Esbirro!
Sale de la tiniebla el bulto del hombre morador del calabozo. Bajo la luz se le ve esposado, con la cara llena de sangre.
EL PRESO: ¡Buenas noches!
MAX: ¿No estoy solo?
EL PRESO: Así parece.
MAX: ¿Quién eres, compañero?
EL PRESO: Un paria.
MAX: ¿Catalán?
EL PRESO: De todas partes.
MAX:
¡Paria!... Solamente los obreros catalanes aguijan su rebeldía con ese
denigrante epíteto. Paria, en bocas como la tuya, es una espuela.
Pronto llegará vuestra hora.
EL PRESO: Tiene usted luces que no todos tienen. Barcelona alimenta una hoguera de odio, soy obrero barcelonés, y a orgullo lo tengo.
MAX: ¿Eres anarquista?
EL PRESO: Soy lo que me han hecho las Leyes.
MAX: Pertenecemos a la misma Iglesia.
EL PRESO: Usted lleva chalina.
MAX: ¡El dogal de la más horrible servidumbre! Me lo arrancaré, para que hablemos.
EL PRESO: Usted no es proletario.
MAX: Yo soy el dolor de un mal sueño.
EL PRESO: Parece usted hombre de luces. Su hablar es como de otros tiempos.
MAX: Yo soy un poeta ciego.
EL PRESO:
¡No es pequeña desgracia!... En España el trabajo y la inteligencia
siempre se han visto menospreciados. Aquí todo lo manda el dinero.
MAX: Hay que establecer la guillotina eléctrica en la Puerta del Sol.
EL PRESO:
No basta. El ideal revolucionario tiene que ser la destrucción de la
riqueza, como en Rusia. No es suficiente la degollación de todos los
ricos. Siempre aparecerá un heredero, y aun cuando se suprima la
herencia, no podrá evitarse que los despojados conspiren para
recobrarla. Hay que hacer imposible el orden anterior, y eso sólo se
consigue destruyendo la riqueza. Barcelona industrial tiene que
hundirse para renacer de sus escombros con otro concepto de la
propiedad y del trabajo. En Europa, el patrono de más negra entraña es
el catalán, y no digo del mundo porque existen las Colonias Españolas
de América. ¡Barcelona solamente se salva pereciendo!
MAX: ¡Barcelona es cara a mi corazón!
EL PRESO: ¡Yo también la recuerdo!
MAX: Yo
le debo los únicos goces en la lobreguez de mi ceguera. Todos los días,
un patrono muerto, algunas veces, dos... Eso consuela.
EL PRESO: No cuenta usted los obreros que caen...
MAX: Los
obreros se reproducen populosamente, de un modo comparable a las
moscas. En cambio, los patronos, como los elefantes, como todas las
bestias poderosas y prehistóricas, procrean lentamente. Saulo, hay que
difundir por el mundo la religión nueva.
EL PRESO: Mi nombre es Mateo.
MAX: Yo
te bautizo Saulo. Soy poeta y tengo el derecho al alfabeto. Escucha
para cuando seas libre, Saulo. Una buena cacería puede encarecer la
piel de patrono catalán por encima del marfil de Calcuta.
EL PRESO: En ello laboramos.
MAX: Y en último consuelo, aun cabe pensar que exterminando al proletario también se extermina al patrón.
EL PRESO: Acabando con la ciudad, acabaremos con el judaísmo barcelonés.
MAX: No me opongo. Barcelona semita sea destruida, como Cartago y Jerusalén. ¡Alea jacta est! Dame la mano.
EL PRESO: Estoy esposado.
MAX: ¿Eres joven? No puedo verte.
EL PRESO: Soy joven. Treinta años.
MAX: ¿De qué te acusan?
EL PRESO:
Es cuento largo. Soy tachado de rebelde... No quise dejar el telar por
ir a la guerra y levanté un motín en la fábrica. Me denunció el
patrón, cumplí condena, recorrí el mundo buscando trabajo, y ahora voy
por tránsitos, reclamado de no sé qué jueces. Conozco la suerte que me
espera: Cuatro tiros por intento de fuga. Bueno. Si no es más que
eso...
MAX: ¿Pues qué temes?
EL PRESO: Que se diviertan dándome tormento.
MAX: ¡Bárbaros!
EL PRESO: Hay que conocerlos.
MAX: Canallas. ¡Y ésos son los que protestan de la leyenda negra!
EL PRESO:
Por siete pesetas, al cruzar un lugar solitario, me sacarán la vida
los que tienen a su cargo la defensa del pueblo. ¡Y a esto llaman
justicia los ricos canallas!
MAX: Los ricos y los pobres, la barbarie ibérica es unánime.
EL PRESO: ¡Todos!
MAX: ¡Todos! ¿Mateo, dónde está la bomba que destripe el terrón maldito de España?
EL PRESO: Señor poeta que tanto adivina, ¿no ha visto usted una mano levantada?
Se abre la puerta del calabozo, y EL LLAVERO, con jactancia de rufo, ordena al preso maniatado que le acompañe.
EL LLAVERO: Tú, catalán, ¡disponte!
EL PRESO: Estoy dispuesto.
EL LLAVERO: Pues andando. Gachó, vas a salir en viaje de recreo.
El esposado, con resignada entereza, se acerca al ciego y le toca el hombro con la barba. Se despide hablando a media voz.
EL PRESO: Llegó la mía... Creo que no volveremos a vernos...
MAX: ¡Es horrible!
EL PRESO: Van a matarme... ¿Qué dirá mañana esa Prensa canalla?
MAX: Lo que le manden.
EL PRESO: ¿Está usted llorando?
MAX: De impotencia y de rabia. Abracemonos, hermano.
ESCENA 2
Para disolver
una manifestación popular, la policía dispara y mata accidentalmente a
un niño. Luego se establece el siguiente diálogo entre la gente que
muestra las distintas reacciones ante lo ocurrido. Ve hasta 1 hora y 18
minutos y tendrás esta escena:LUCES DE BOHEMIA PELÍCULA:
- ¿Cómo es la reacción de la burguesía (tabernero, empeñista, retirado) ante la trágica muerte del niño?
Las
reacciones burguesas son muy tranquilas, inhumanas, porque después de
la muerte del niño lo único que dicen es que son cosas que pasan para el
restabecimiento del orden. El empeñista llega a decir que los gritos e
insultos de la mujer por la muerte de su hijo se deben a trastornos
suyos, porque no era para tanto lo que le ha ocurrido. Además defienden a
la guardia e incluso aprueban el suceso.
- ¿Qué es lo único que les preocupa? ¿Qué dice el albañil?
Les preocupan los daños que ha ocasionado la manifestación y dicen que la autoridad es inflexible. El albañil dice que depende de para quien porque no es lo mismo juzgar un burgues que un pobre,
que no tienen las mismas condiciones y oportunidades. El
albañil le dice que el proletario no representa nada en el gobierno
y no se piensa en sus necesidades porque son pobres y pasan hambre.
- Relaciona lo
que al final dicen que le ha pasado a un preso fugado con los temores
expresados por el preso en la escena anterior
Esta
persona que se ha fugado ha preferido que le matasen en vez de que los
burgueses disfrutaran torturándole, como el preso de la escena anterior
dijo que le pasaría a él
- ¿Qué dice Max Estrella al final?
Al final Max le dice a
Don Latino que es igual o peor que esos burgueses desalmados, y se da
cuenta de la triste verdad de España y le ofrece a Don Latino
ir al viaducto para morir y dejar de sufrir por la
sociedad corrompida y sin ninguna oportunidad de mejorar en la que se encuentra España.
Una calle del
Madrid austriaco. Las tapias de un convento. Un casón de nobles. Las
luces de una taberna. Un grupo consternado de vecinas, en la acera. Una
mujer, despechugada y ronca, tiene en los brazos a su niño muerto, la
sien traspasada por el agujero de una bala. MAX ESTRELLA y DON LATINO
hacen un alto.
MAX: También aquí se pisan cristales rotos.
DON LATINO: ¡La zurra ha sido buena!
MAX: ¡Canallas!... ¡Todos!... ¡Y los primeros nosotros, los poetas!
DON LATINO: ¡Se vive de milagro!
LA MADRE DEL NIÑO: ¡Maricas, cobardes! ¡El fuego del Infierno os abrase las negras entrañas! ¡Maricas, cobardes!
MAX: ¿Qué sucede, Latino? ¿Quién llora? ¿Quién grita con tal rabia?
DON LATINO: Una verdulera, que tiene a su chico muerto en los brazos.
MAX: ¡Me ha estremecido esa voz trágica!
LA MADRE DEL NIÑO: ¡Sicarios! ¡Asesinos de criaturas!
EL EMPEÑISTA: Está con algún trastorno, y no mide palabras.
EL GUARDIA: La autoridad también se hace el cargo.
EL TABERNERO: Son desgracias inevitables para el restablecimiento del orden.
EL EMPEÑISTA: Las turbas anárquicas me han destrozado el escaparate.
LA PORTERA: ¿Cómo no anduvo usted más vivo en echar los cierres?
EL EMPEÑISTA: Me tomó el tumulto fuera de casa. Supongo que se acordará el pago de daños a la propiedad privada.
EL TABERNERO: El pueblo que roba en los establecimientos públicos, donde se le abastece, es un pueblo sin ideales patrios.
LA MADRE DEL NIÑO: ¡Verdugos del hijo de mis entrañas!
UN ALBAÑIL: El pueblo tiene hambre.
EL EMPEÑISTA: Y mucha soberbia.
LA MADRE DEL NIÑO: ¡Maricas, cobardes!
UNA VIEJA: ¡Ten prudencia, Romualda!
LA MADRE DEL NIÑO: ¡Que me maten como a este rosal de Mayo!
LA TRAPERA: ¡Un inocente sin culpa! ¡Hay que considerarlo!
EL TABERNERO: Siempre saldréis diciendo que no hubo los toques de Ordenanza.
EL RETIRADO: Yo los he oído.
LA MADRE DEL NIÑO: ¡Mentira!
EL RETIRADO: Mi palabra es sagrada.
EL EMPEÑISTA: El dolor te enloquece, Romualda.
LA MADRE DEL NIÑO: ¡Asesinos! ¡Veros es ver al verdugo!
EL RETIRADO: El Principio de Autoridad es inexorable.
EL ALBAÑIL: Con los pobres. Se ha matado, por defender al comercio, que nos chupa la sangre.
EL TABERNERO: Y que paga sus contribuciones, no hay que olvidarlo.
El EMPEÑISTA: El comercio honrado no chupa la sangre de nadie.
LA PORTERA: ¡Nos quejamos de vicio!
EL ALBAÑIL: La vida del proletario no representa nada para el Gobierno.
MAX: Latino, sácame de este círculo infernal.
Llega un tableteo de fusilada. El grupo se mueve en confusa y medrosa alerta. Descuella el grito
ronco de la mujer, que al ruido de las descargas aprieta a su niño muerto en los brazos.
LA MADRE DEL NIÑO: ¡Negros fusiles, matadme también con vuestros plomos!
MAX: Esa voz me traspasa.
LA MADRE DEL NIÑO: ¡Que tan fría, boca de nardo!
MAX: ¡Jamás oí voz con esa cólera trágica!
DON LATINO: Hay mucho de teatro.
MAX: ¡Imbécil!
El farol, el chuzo, la caperuza del sereno, bajan con un trote de madreñas por la acera.
EL EMPEÑISTA: ¿Qué ha sido, sereno?
EL SERENO: Un preso que ha intentado fugarse.
MAX:
Latino, ya no puedo gritar... ¡Me muero de rabia!... Estoy mascando
ortigas. Ese muerto sabía su fin... No le asustaba, pero temía el
tormento... La Leyenda Negra, en estos días menguados, es la Historia
de España. Nuestra vida es un círculo dantesco. Rabia y vergüenza. Me
muero de hambre, satisfecho de no haber llevado una triste velilla en
la trágica mojiganga. ¿Has oído los comentarios de esa gente, viejo
canalla? Tú eres como ellos. Peor que ellos, porque no tienes una
peseta y propagas la mala literatura, por entregas. Latino, vil
corredor de aventuras insulsas, llévame al Viaducto. Te invito a
regenerarte con un vuelo.
DON LATINO: ¡Max, no te pongas estupendo!
TEMA 3: DEFINICIÓN DE ESPERPENTO
ESCENA 1
Max va a morir congelado en la puerta de su casa ante la presencia de
Don Latino, que ni siquiera le abriga. Poco antes, hace una explicación
de lo que es el esperpento y para ello utiliza los espejos deformantes
que había en el Callejón del Gato de Madrid
- ¿Por qué para Max Estrella/Valle Inclán los espejos deformantes son los únicos que pueden reflejar cómo es España?
Porque España por muy bonita y decente que parezca
desde fuera, una vez se le aplica la deformidad es cuando se ve la
realidad española, llena de corrupción y desigualdad y solo se aprecian los verdaderos problemas de España
cuando se le aplica el grado de deformidad adecuado. Además, según Max
Estrella/Valle-Inclán, España es una deformación grotesca de la civilización europea.
Rinconada en
costanilla y una iglesia barroca por fondo. Sobre las campanas negras,
la luna clara. DON LATINO y MAX ESTRELLA filosofan sentados en el
quicio de una puerta. A lo largo de su coloquio, se torna lívido el
cielo. En el alero de la iglesia pían algunos pájaros. Remotos albores
de amanecida. Ya se han ido los serenos, pero aún están las puertas
cerradas. Despiertan las porteras.
MAX: ¿Debe estar amaneciendo?
DON LATINO: Así es.
MAX: ¡Y que frío!
DON LATINO: Vamos a dar unos pasos.
MAX: Ayúdame, que no puedo levantarme. ¡Estoy aterido!
DON LATINO: ¡Mira que haber empeñado la capa!
MAX: Préstame tu carrik, Latino.
DON LATINO: ¡Max, eres fantástico!
MAX: Ayúdame a ponerme en pie.
DON LATINO: ¡Arriba, carcunda!
MAX: ¡No me tengo!
DON LATINO: ¡Qué tuno eres!
MAX: ¡Idiota!
DON LATINO: ¡La verdad es que tienes una fisonomía algo rara!
MAX: ¡Don Latino de Hispalis, grotesco personaje, te inmortalizaré en una novela!
DON LATINO: Una tragedia, Max.
MAX: La tragedia nuestra no es tragedia.
DON LATINO: ¡Pues algo será!
MAX: El Esperpento.
DON LATINO: No tuerzas la boca, Max.
MAX: ¡Me estoy helando!
DON LATINO: Levántate. Vamos a caminar.
MAX: No puedo.
DON LATINO: Deja esa farsa. Vamos a caminar.
MAX: Échame el aliento. ¿Adónde te has ído, Latino?
DON LATINO: Estoy a tu lado.
MAX:
Como te has convertido en buey, no podía reconocerte. Échame el
aliento, ilustre buey del pesebre belenita. ¡Muge, Latino! Tú eres el
cabestro, y si muges vendrá el Buey Apis. Lo torearemos.
DON LATINO: Me estás asustando. Debías dejar esa broma.
MAX:
Los ultraístas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventado
Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato.
DON LATINO: ¡Estás completamente curda!
MAX:
Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el
Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con
una estética sistemáticamente deformada.
DON LATINO: ¡Miau! ¡Te estás contagiando!
MAX: España es una deformación grotesca de la civilización europea.
DON LATINO: ¡Pudiera! Yo me inhibo.
MAX: Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.
DON LATINO: Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del Gato.
MAX:
Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una
matemática perfecta, Mi estética actual es transformar con matemática
de espejo cóncavo las normas clásicas.
DON LATINO: ¿Y dónde está el espejo?
MAX: En el fondo del vaso.
DON LATINO: ¡Eres genial! ¡Me quito el cráneo!
MAX: Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España.
DON LATINO: Nos mudaremos al callejón del Gato.
LA CASA DE BERNARDA ALBA
4.3.2- Teniendo en cuenta lo anterior, lee este fragmento y contesta a las siguientes preguntas:
- ¿En qué consiste la prohibición de Bernarda?
- ¿Qué papel les asigna en la sociedad a las mujeres?
- ¿Qué crees que representa simbólicamente la figura de Bernarda Alba?
LA PONCIA: No tendrás ninguna queja. Ha venido todo el pueblo.
BERNARDA: Sí; para llenar mi casa con el sudor de sus refajos y el veneno de sus lenguas.
AMELIA: ¡Madre, no hable usted así!
BERNARDA:
Es así como se tiene que hablar en este maldito pueblo sin río, pueblo
de pozos, donde siempre se bebe el agua con el miedo de que esté
envenenada.
PONCIA: ¡Cómo han puesto la solería!
BERNARDA: Igual que si hubiese pasado por ella una manada de cabras. (Poncia limpia el suelo.) Niña, dame el abanico.
ADELA: Tome usted. (Le da un abanico redondo con flores rojas y verdes.)
BERNARDA: (Arrojando el abanico al suelo.) ¿Es éste el abanico que se da a una viuda? Dame uno negro y aprende a respetar el luto de tu padre.
MARTIRIO: Tome usted el mío.
BERNARDA: ¿Y tú?
MARTIRIO: Yo no tengo calor.
BERNARDA:
Pues busca otro, que te hará falta. En ocho años que dure el luto no ha
de entrar en esta casa el viento de la calle. Hacemos cuenta que hemos
tapiado con ladrillos puertas y ventanas. Así pasó en casa de mi padre y
en casa de mi abuelo. Mientras, podéis empezar a bordar el ajuar. En el
arca tengo veinte piezas de hilo con el que podréis cortar sábanas y
embozos. Magdalena puede bordarlas.
MAGDALENA: Lo mismo me da.
ADELA: (Agria.) Si no quieres bordarlas, irán sin bordados. Así las tuyas lucirán.
MAGDALENA:
Ni las mías ni las vuestras. Sé que yo no me voy a casar. Prefiero
llevar sacos al molino. Todo menos estar sentada días y días dentro de
esta sala oscura.
BERNARDA: Esto tiene ser mujer.
MAGDALENA: Malditas sean las mujeres.
BERNARDA:
Aquí se hace lo que yo mando. Ya no puedes ir con el cuento a tu padre.
Hilo y aguja para las hembras. Látigo y mula para el varón. Eso tiene
la gente que nace con posibles.
4.3.3 - Lee este fragmento y contesta a las siguientes preguntas:
- ¿Aparece alguna vez Pepe el Romano en escena a lo largo de la obra?
¿Por qué Magdalena cree que no es normal que se case con Angustias?
¿Qué crees que representa simbólicamente en la obra el personaje de Pepe el Romano?
Magdalena: (Con intención.) ¿Sabéis ya la cosa...? (Señalando a Angustias.)
Amelia: No. Magdalena: ¡Vamos!
Martirio: ¡No sé a qué cosa te refieres...!
Magdalena:
Mejor que yo lo sabéis las dos. Siempre cabeza con cabeza como dos
ovejitas, pero sin desahogaros con nadie. ¡Lo de Pepe el Romano!
Martirio: ¡Ah!
Magdalena: (Remedándola.)
¡Ah! Ya se comenta por el pueblo. Pepe el Romano viene a casarse con
Angustias. Anoche estuvo rondando la casa y creo que pronto va a mandar
un emisario.
Martirio: ¡Yo me alegro! Es buen hombre.
Amelia: Yo también.
Angustias: Tiene buenas condiciones.
Magdalena: Ninguna de las dos os alegráis.
Martirio: ¡Magdalena! ¡Mujer!
Magdalena:
Si viniera por el tipo de Angustias, por Angustias como mujer, yo me
alegraría, pero viene por el dinero. Aunque Angustias es nuestra hermana
aquí estamos en familia y reconocemos que está vieja, enfermiza, y que
siempre ha sido la que ha tenido menos méritos de todas nosotras, porque
si con veinte años parecía un palo vestido, ¡qué será ahora que tiene
cuarenta!
Martirio: No hables así. La suerte viene a quien menos la aguarda.
Amelia:
¡Después de todo dice la verdad! Angustias tiene el dinero de su padre,
es la única rica de la casa y por eso ahora, que nuestro padre ha
muerto y ya se harán particiones, vienen por ella! Magdalena:
Pepe el Romano tiene veinticinco años y es el mejor tipo de todos estos
contornos. Lo natural sería que te pretendiera a ti, Amelia, o a
nuestra Adela, que tiene veinte años, pero no que venga a buscar lo más
oscuro de esta casa, a una mujer que, como su padre habla con la nariz. Martirio: ¡Puede que a él le guste!
Magdalena: ¡Nunca he podido resistir tu hipocresía!
Martirio: ¡Dios nos valga!
4.3.4- Lee el este fragmento y contesta las siguientes preguntas. En el siguiente enlace:LA CASA DE BERNARDA ALBA PELÍCULA tienes la película basada en la obra. En el minuto 1 hora 27 tiene esta escena:
- ¿Por qué discuten Adela y Martirio?
- ¿Por qué Martirio sí permite que Pepe el Romano se case con Angustias pero no soporta que se vaya con Adela?
- ¿Qué hace Adela con el bastón de su madre?
- ¿Qué hace luego Bernarda?
¿Por qué se suicida Adela? ¿Qué
representa simbólicamente el personaje de Adela (fíjate que al final
rompe el luto y se viste de verde.Los colores en Lorca tienen mucho
simbolismo)?
- ¿Qué es lo único que le preocupa a Bernarda cuando muere Adela?
- ¿A qué conclusión final nos lleva Lorca con el desenlace final de la obra (es decir, qué quiere decirnos con él)?
Adela: ¿Por qué me buscas?
Martirio: ¡Deja a ese hombre!
Adela: ¿Quién eres tú para decírmelo?
Martirio: No es ése el sitio de una mujer honrada.
Adela: ¡Con qué ganas te has quedado de ocuparlo!
Martirio: (En voz alta.) Ha llegado el momento de que yo hable. Esto no puede seguir así.
Adela: Esto
no es más que el comienzo. He tenido fuerza para adelantarme. El brío y
el mérito que tú no tienes. He visto la muerte debajo de estos techos y
he salido a buscar lo que era mío, lo que me pertenecía.
Martirio: Ese hombre sin alma vino por otra. Tú te has atravesado.
Adela: Vino por el dinero, pero sus ojos los puso siempre en mí.
Martirio: Yo no permitiré que lo arrebates. El se casará con Angustias.
Adela: Sabes mejor que yo que no la quiere.
Martirio: Lo sé.
Adela: Sabes, porque lo has visto, que me quiere a mí.
Martirio: (Desesperada.) Sí.
Adela: (Acercándose.) Me quiere a mí, me quiere a mí.
Martirio: Clávame un cuchillo si es tu gusto, pero no me lo digas más.
Adela: Por
eso procuras que no vaya con él. No te importa que abrace a la que no
quiere. A mí, tampoco. Ya puede estar cien años con Angustias. Pero que
me abrace a mí se te hace terrible, porque tú lo quieres también, ¡lo
quieres!
Martirio: (Dramática.)
¡Sí! Déjame decirlo con la cabeza fuera de los embozos. ¡Sí! Déjame
que el pecho se me rompa como una granada de amargura. ¡Le quiero!
Adela: (En un arranque, y abrazándola.) Martirio, Martirio, yo no tengo la culpa.
Martirio: ¡No
me abraces! No quieras ablandar mis ojos. Mi sangre ya no es la tuya, y
aunque quisiera verte como hermana no te miro ya más que como mujer. (La rechaza.)
Adela: Aquí
no hay ningún remedio. La que tenga que ahogarse que se ahogue. Pepe
el Romano es mío. Él me lleva a los juncos de la orilla.
Martirio: ¡No será!
Adela: Ya
no aguanto el horror de estos techos después de haber probado el sabor
de su boca. Seré lo que él quiera que sea. Todo el pueblo contra mí,
quemándome con sus dedos de lumbre, perseguida por los que dicen que
son decentes, y me pondré delante de todos la corona de espinas que
tienen las que son queridas de algún hombre casado.
Martirio: ¡Calla!
Adela: Sí, sí. (En voz baja.)
Vamos a dormir, vamos a dejar que se case con Angustias. Ya no me
importa. Pero yo me iré a una casita sola donde él me verá cuando
quiera, cuando le venga en gana.
Martirio: Eso no pasará mientras yo tenga una gota de sangre en el cuerpo.
Adela: No a ti, que eres débil: a un caballo encabritado soy capaz de poner de rodillas con la fuerza de mi dedo meñique.
Martirio: No levantes esa voz que me irrita. Tengo el corazón lleno de una fuerza tan mala, que sin quererlo yo, a mí misma me ahoga.
Adela: Nos
enseñan a querer a las hermanas. Dios me ha debido dejar sola, en
medio de la oscuridad, porque te veo como si no te hubiera visto nunca.
(Se oye un silbido y Adela corre a la puerta, pero Martirio se le pone delante.)
Martirio: ¿Dónde vas?
Adela: ¡Quítate de la puerta!
Martirio: ¡Pasa si puedes!
Adela: ¡Aparta! (Lucha.)
Martirio: (A voces.) ¡Madre, madre!
Adela: ¡Déjame!
(Aparece Bernarda. Sale en enaguas con un mantón negro.)
Bernarda: Quietas, quietas. ¡Qué pobreza la mía, no poder tener un rayo entre los dedos!
Martirio: (Señalando a Adela.) ¡Estaba con él! ¡Mira esas enaguas llenas de paja de trigo!
Bernarda: ¡Esa es la cama de las mal nacidas! (Se dirige furiosa hacia Adela.)
Adela: (Haciéndole frente.) ¡Aquí se acabaron las voces de presidio! (Adela arrebata un bastón a su madre y lo parte en dos.) Esto hago yo con la vara de la dominadora. No dé usted un paso más. ¡En mí no manda nadie más que Pepe!
(Sale Magdalena.)
Magdalena: ¡Adela!
(Salen la Poncia y Angustias.)
Adela: Yo soy su mujer. (A Angustias.) Entérate tú y ve al corral a decírselo. Él dominará toda esta casa. Ahí fuera está, respirando como si fuera un león.
Angustias: ¡Dios mío! Bernarda: ¡La escopeta! ¿Dónde está la escopeta? (Sale corriendo.)
(Aparece Amelia por el fondo, que mira aterrada, con la cabeza sobre la pared. Sale detrás Martirio.)
Adela: ¡Nadie podrá conmigo! (Va a salir.)
Angustias: (Sujetándola.) De aquí no sales con tu cuerpo en triunfo, ¡ladrona! ¡deshonra de nuestra casa!
Magdalena: ¡Déjala que se vaya donde no la veamos nunca más!
(Suena un disparo.)
Bernarda: (Entrando.) Atrévete a buscarlo ahora.
Martirio: (Entrando.) Se acabó Pepe el Romano.
Adela: ¡Pepe! ¡Dios mío! ¡Pepe! (Sale corriendo.)
La Poncia: ¿Pero lo habéis matado?
Martirio: ¡No! ¡Salió corriendo en la jaca!
Bernarda: No fue culpa mía. Una mujer no sabe apuntar.
Magdalena: ¿Por qué lo has dicho entonces?
Martirio: ¡Por ella! Hubiera volcado un río de sangre sobre su cabeza.
La Poncia: Maldita.
Magdalena: ¡Endemoniada!
Bernarda: Aunque es mejor así. (Se oye como un golpe.) ¡Adela! ¡Adela!
La Poncia: (En la puerta.) ¡Abre!
Bernarda: Abre. No creas que los muros defienden de la vergüenza.
Criada: (Entrando.) ¡Se han levantado los vecinos!
Bernarda: (En voz baja, como un rugido.) ¡Abre, porque echaré abajo la puerta! (Pausa. Todo queda en silencio) ¡Adela! (Se retira de la puerta.) ¡Trae un martillo! (La Poncia da un empujón y entra. Al entrar da un grito y sale.) ¿Qué?
La Poncia: (Se lleva las manos al cuello.) ¡Nunca tengamos ese fin!
(Las hermanas se echan hacia atrás. La Criada se santigua. Bernarda da un grito y avanza.)
La Poncia: ¡No entres!
Bernarda: No.
¡Yo no! Pepe: irás corriendo vivo por lo oscuro de las alamedas, pero
otro día caerás. ¡Descolgarla! ¡Mi hija ha muerto virgen! Llevadla a su
cuarto y vestirla como si fuera doncella. ¡Nadie dirá nada! ¡Ella ha
muerto virgen! Avisad que al amanecer den dos clamores las campanas.
Martirio: Dichosa ella mil veces que lo pudo tener.
Bernarda: Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio! (A otra hija.) ¡A callar he dicho! (A otra hija.)
Las lágrimas cuando estés sola. ¡Nos hundiremos todas en un mar de
luto! Ella, la hija menor de Bernarda Alba, ha muerto virgen. ¿Me
habéis oído? ¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!
Día viernes 19 de junio, 1936.